Para el “papito” Oscar y la “mamita” Gladys.
Hace poco el virus se llevó a dos personas en mi familia. Una de ellas mi tía Gladys, la mamá putativa que en cualquier otra vida volvería a elegir. Sus faldas apañaron mis angustias, fueron el regazo perfecto para encontrar el sosiego, o simplemente para el juego. Fue mi otra mamá, y yo el hijo que nunca tuvo. Ella ya no está.
Conseguir la atención oportuna fue difícil, y más difícil todavía, el oxígeno. Si se hubiera vacunado quizá otra sería la historia, pero las vacunas recién llegan a Tumbes.
El virus SARS-CoV-2 no tiene cura. Puede enfermar a cualquiera y puede ser mortal, sobretodo para nuestros adultos mayores. Es invisible al ojo humano. No se replica solo, necesita alojarse en tus células para hacer copias de sí mismo, o sea, necesita que tú le hagas el trabajo; y, claro, que las autoridades no hagan el suyo.
Según cifras de Open Covid en Tumbes se confirman casi 90 casos positivos por día. Solo tenemos 20 camas UCI y 131 hospitalarias. Según la DIRESA, en los casi 400 días de pandemia han muerto 1,081 personas (+2 tumbesinos por día).
Para evitar los contagios necesitamos el uso de mascarillas. Pero para ganarle a la enfermedad, necesitamos un poco más que las vacunas: (1) batallar; (2) oxígeno para soportar; y (3) trabajo en equipo: familia, personal de salud y autoridades.
Felizmente, la planta de oxígeno es casi una realidad. Mejoremos el trabajo en equipo. Una buena oportunidad es ahora el proceso de vacunación que debe asegurar la vacuna a todos los adultos mayores, sin excepción, para que sea menor la tristeza y mayor la esperanza.
(Mientras leías esto, una persona perdía la batalla. Las cifras espantan: prácticamente cada 5 minutos muere una persona por Covid19).