La cuenca hidrográfica del río Puyango-Tumbes, una región que abarca los territorios del departamento de Tumbes, en el norte del Perú, así como las provincias de Loja y El Oro en el sureste de Ecuador, se encuentra actualmente en el centro de una creciente controversia debido a los graves problemas de contaminación que enfrenta.
Con un área total de 4850 km², donde el 40 % de la cuenca se encuentra en territorio peruano, este ecosistema vital limita al norte con el Océano Pacífico, al este con la cuenca Zarumilla y territorio ecuatoriano, y al oeste con la cuenca Bocapán.
Durante las últimas tres décadas, se ha observado una preocupante extracción minera tanto informal como formal en la ladera de la cuenca del río Puyango en Ecuador, donde los relaves de estas actividades han sido arrojados indiscriminadamente a la cuenca del río Puyango, resultando en la contaminación de todo el sistema fluvial.
Los impactos de esta contaminación han afectado gravemente a la población y la producción agrícola de la región, como lo demuestran los informes presentados por investigadores de organismos nacionales e internacionales. Los hallazgos clave son los siguientes:
La cuenca del río Puyango-Tumbes se encuentra fuertemente contaminada debido a la actividad minera irresponsable en la parte alta de la cuenca en Ecuador.
Las aguas del río presentan concentraciones de plomo que superan ampliamente los estándares de calidad del agua establecidos en Perú, con un promedio del 26.74 % (de 0.05 mg/L a 0.3174 mg/L).
El 100% de la población muestra presencia de plomo en la sangre en pequeñas concentraciones. El 24% de la población tiene niveles de contaminación de plomo por encima del promedio internacional (0.29 ug/dL).
Las mujeres presentan una concentración ligeramente menor de plomo en sangre en comparación con los niños, adolescentes y ancianos.
La población sufre de enfermedades respiratorias, estomacales, problemas renales y dolores óseos, con un impacto devastador en la salud de la comunidad.
Frente a la aparente falta de acción de las autoridades locales para abordar esta crisis, la sociedad civil de Tumbes, representada por la Federación de Agua y Recursos Tumbesinos (FART), ha presentado una demanda ante la Organización de Estados Americanos (OEA) en un intento por resolver este problema transfronterizo. Mientras tanto, la sociedad civil de Ecuador también ha formulado denuncias relacionadas con este tema.
La demanda se basa en varios puntos clave: Los análisis realizados por diversas entidades confirman que el agua consumida por la población de Tumbes no es apta para el consumo humano debido a la alta presencia de metales pesados.
La turbiedad del río Tumbes es evidencia clara de la presencia de relaves mineros, lo que afecta a las especies hidrobiológicas y, en particular, a las especies marinas, como las conchas negras, pescados y mariscos.
Los cultivos de banano, plátano, arroz y cacao también han resultado afectados, ya que son irrigados con aguas contaminadas del río Tumbes.
Una visita realizada por las Defensorías del Pueblo de Ecuador y Perú en 2018 confirmó la existencia de descargas de relaves mineros en las cuencas de los ríos Calera, Pindo y Amarillo, afluentes del río Puyango-Tumbes, lo que plantea graves desafíos en términos de control y vigilancia.
Ante esta situación crítica, las autoridades de salud declararon una emergencia sanitaria en los sistemas de abastecimiento de agua en Tumbes, y se ha emitido una resolución administrativa para el desarrollo de un plan de acción de protección a la población. Sin embargo, estas medidas se consideran insuficientes debido a la continua contaminación desde el lado ecuatoriano.
La comunidad de Tumbes y las autoridades esperan que se tomen medidas concretas y políticas públicas efectivas para abordar este grave problema de contaminación. Además, exigen que Ecuador asuma la responsabilidad de remediar el daño ambiental causado y pague una indemnización de 14 mil millones de dólares por el desastre ecológico infligido a la región.