Los vecinos de la calle Miguel Grau, en la provincia de Zarumilla, tienen un lunes terrible. El colapso de un buzón en medio de la calle inundó toda una cuadra y el olor fétido del drenaje invadió sus hogares y se impregnó en las paredes, la ropa e incluso la comida.
Ayer, en horas de la madrugada, un buzón de desagüe se atoró entre la citada calle, e impidió el flujo normal de las aguas servidas. A consecuencia, el drenaje colapsó y los desechos se esparcieron por toda la calle, generando el malestar general de los vecinos, no solo por los olores, sino también porque la inundación les impedía cruzar de un lado a otro.
De inmediato informaron del incidente a Agua Tumbes, pero esta no les hizo caso. Al mediodía volvieron a llamar a la empresa para exigir que reparen el buzón, pero tampoco les ofrecieron solución, y ningún trabajador se apersonó al lugar.