Parece que la magia navideña hizo que se le aprobara casi medio año más para que se culmine la obra pero pese a ello no se cumplieron plazos y la obra está plagada de problemas técnicos quizá a consecuencia de la ausencia del residente y supervisor.
Un informe del Órgano de Control Institucional (OCI) ha destapado lo que podría ser uno más de los escándalos en la pésima gestión del área infraestructura del Gobierno Regional de Tumbes. El proyecto de “Mejoramiento del servicio educativo en la I.E. N° 133 Susana Higushi”, situado en el distrito de Matapalo, provincia de Zarumilla, ha quedado en el ojo de la tormenta tras evidenciarse una serie de irregularidades que atentan contra la calidad y funcionalidad de la obra.
Esta obra fue adjudicada al Consorcio Educativo Higushi, conformado por llas empresas Sencon Servicios Negocios Y Construcción S.A.C representada por Goldie Cher Villareal Ruiz y la empresa Fenix Contratistas Generales S.A.C. representada por Emersson Oswaldo Angulo Pardo.
El informe N° 079-2024-OCI/5353-SCC revela que, bajo la mirada complaciente del gerente de infraestructura Lenin Ávila Silva y con la aparente indiferencia del gobernador regional, se aprobaron retrasos por un total de 176 días calendario; es decir, casi medio año más de tiempo para que el contratista termine sin apuro la obra.
Estos permisos fueron otorgados a pesar de que la obra continuaba con partidas pendientes, ejecutadas fuera del plazo contractual y, aún más alarmante, sin la presencia del residente ni del supervisor de la obra, lo que contraviene la normativa vigente y pone en peligro los objetivos del proyecto.
Obra declarada concluida con trabajos pendientes y sin supervisión. A través del Cuaderno de Obra Digital, el residente declaró la culminación de los trabajos en dos ocasiones, el 26 de noviembre y el 6 de diciembre de 2024. Sin embargo, inspecciones realizadas el 2 y 11 de diciembre revelaron que aún se ejecutaban partidas importantes, como la instalación de divisiones de melamina, luminarias, rejillas metálicas y arcos de fulbito.
Además, en el patio principal y aulas de la institución, se encontraron tareas sin terminar, como la instalación de juegos infantiles y pizarras acrílicas. Estas irregularidades reflejan una evidente falta de supervisión y un manejo administrativo negligente.
Calidad de la obra comprometida. Algunas instalaciones realizadas presentan deficiencias, como rejillas metálicas oxidadas y drenajes pluviales mal diseñados, que podrían afectar la infraestructura a corto plazo.
El residente y el supervisor brillaron por su ausencia en momentos clave, dejando los trabajos al azar y sin garantizar el cumplimiento de los estándares técnicos.
Lenin Ávila Silva y “su magia navideña en favor de los contratistas”. El gerente de infraestructura del GORE Tumbes, Lenin Ávila Silva, sería el principal responsable de estas irregularidades. Su incapacidad para garantizar una supervisión adecuada, así como su indulgencia al ver cómo se aprobaban estas ampliaciones de plazo sin fundamentos claros, han generado un perjuicio no solo técnico, sino también moral, al permitir que recursos públicos sean manejados con tanta displicencia.
El gobernador regional, ausente y sin liderazgo. El gobernador regional tampoco escapa a las críticas. Su falta de liderazgo y su evidente indiferencia ante los problemas que rodean este proyecto educativo reflejan un desgobierno alarmante.¿Por qué no se exigen responsabilidades a quienes debieron garantizar el éxito de esta obra?
Este caso no debe quedar en el olvido ni ser minimizado. Las irregularidades en la ejecución de esta obra no solo afectan a una institución educativa, sino que simbolizan el desdén hacia la educación y el futuro de la región. Es urgente que la Contraloría y las autoridades pertinentes investiguen a fondo y sancionen con severidad a todos los implicados, desde Lenin Ávila hasta el propio gobernador.