Un grupo de comerciantes informales dedicados a la venta de pescado y productos hidrobiológicos en los alrededores del mercado de Tumbes realizó una protesta en las instalaciones de la Municipalidad de Tumbes, exigiendo al alcalde Hildebrando Antón que detenga el desalojo que se ha llevado a cabo como parte de las medidas de control y orden en la ciudad.
Los vendedores, en su mayoría mujeres, aseguran que su desalojo afecta gravemente su sustento diario, ya que muchas de ellas mantienen a sus familias con los ingresos obtenidos en sus puestos informales. «Si no trabajamos, no podemos subsistir», expresó una de las comerciantes, destacando la precaria situación en la que quedarían si no se les permite continuar vendiendo en la zona.
La municipalidad, en un esfuerzo por reordenar los espacios públicos y mantener el flujo vehicular y peatonal, les ofreció como alternativa trasladarse al mercado La Mercedes. Sin embargo, los comerciantes rechazan esta opción, argumentando que la poca concurrencia de clientes en dicho mercado hace inviable su actividad comercial. «En La Mercedes no vendemos nada, la gente no va allá», comentaron.
A pesar de la protesta, el alcalde Hildebrando Antón llegó a la municipalidad pero no se detuvo a dialogar con los manifestantes, lo que generó aún más descontento entre los comerciantes. En su lugar, fue el subgerente de comercialización quien tomó la palabra, explicando que el reordenamiento de los exteriores del mercado central es necesario para mejorar el tránsito y el orden en la ciudad. Añadió que ya se les ha ofrecido una solución al permitirles trasladarse a La Mercedes, pero los comerciantes se resisten a aceptarla.
Mientras tanto, la protesta sigue en pie y los comerciantes exigen una solución que les permita seguir trabajando en el centro de Tumbes, donde aseguran tener su clientela. La situación continúa generando tensiones entre las autoridades locales y los vendedores, quienes se aferran a sus puestos como su única fuente de ingresos.