La violencia desbordada volvió a teñir de sangre las calles de Huaquillas, Ecuador. Oswaldo Luna, de 50 años, fue asesinado de forma despiadada mientras compartía una partida de naipes con amigos la noche del martes 26 de noviembre, en el barrio Primero de Mayo, a una cuadra del antiguo camal.
El reloj marcaba las 19:30 cuando la calma del lugar fue interrumpida por la llegada de dos sicarios en motocicleta. Sin mediar palabra, uno de ellos descendió del vehículo, apuntó a Luna y desató una lluvia de disparos, impactándolo en el tórax y la cabeza. En cuestión de segundos, los atacantes huyeron dejando tras de sí el cuerpo sin vida de la víctima y el terror entre los presentes.
Uno de los disparos alcanzó a Edinson S., de 33 años, quien sufrió una herida en el pie, convirtiéndose en víctima colateral del ataque. “Fue un acto calculado y despiadado”, declaró Álvaro Rocha, jefe de la Policía Nacional de Huaquillas.
Cuando los agentes llegaron al lugar, encontraron a Luna tendido en el suelo, sin signos vitales. La Unidad de Criminalística levantó siete casquillos de bala y comenzó a buscar cámaras de seguridad en los alrededores para identificar a los responsables de este crimen que ha conmocionado a la frontera.
Oswaldo Luna era un comerciante reconocido en la zona, dirigente deportivo y, en el pasado, trabajó como cambista de monedas. Sin embargo, su historial también incluye detenciones por posesión de sustancias ilícitas, lo que levanta sospechas sobre las posibles motivaciones detrás de su asesinato.
La Policía Nacional investiga si estos antecedentes están vinculados al violento ataque o si hay otras causas detrás del brutal crimen. “No descartamos un ajuste de cuentas, pero seguimos trabajando en varias líneas de investigación”, precisó Rocha.
El asesinato de Luna ha desatado indignación y temor entre los vecinos de Huaquillas, quienes ven cómo la violencia se ha apoderado de sus calles. Este crimen, ejecutado con tanta frialdad, refleja la creciente inseguridad en la frontera.