Furiosos arremeten contra alcalde
Por: Oswaldo Cortez
La madrugada de ayer alrededor de 150 familias fueron desalojadas de los terrenos del polígono 1 y 2 ubicados en el nuevo cementerio de Garbanzal en la provincia de Tumbes.
Hasta hace unas semanas, todas estas familias se habían posesionado en estos terrenos con la esperanza de vivir y así construir su vivienda.
Según indicaron las madres de familia, el desalojo nunca se les notificó, pues los sorprendió asustandolos en la madrugada. No les dio tiempo de retirar sus cosas o llegar a un acuerdo con la Municipalidad para adquirir estos terrenos.
«Somos tres asociaciones, Jesús de Nazareth, Estrella de David y Nueva Jerusalén, todos aquí buscamos un lugar donde vivir y terreno para levantar nuestra casa, así sea de cañas lo que queremos es vivir y ahora viene la municipalidad con sus matones a sacarnos, nunca nos avisaron llegaron como rateros y comenzaron a sacar nuestras cosas, eso no ha sido un desalojo sino un robo»; declaró un poblador.

Mientras que la maquinaria pesada perteneciente a la comuna removía todas los palos, esteras y calaminas levantadas por las más de 150 familias, otro grupo increpó al teniente alcalde a llegar a un diálogo que les permita vivir con dignidad.
Asimismo, un contingente de agentes de la Policía Nacional del Perú llegaron para resguardar la seguridad y no se produzcan desmanes o enfrentamientos por parte de las familias que se resistían a salir de los terrenos.
«Así quiere el voto nuevamente el alcalde Jimy Silva y ni siquiera nos ayuda, somos familias necesitadas y si hubieran traficantes de terrenos pues que los saquen y pongan a gente que en realidad si necesita una vivienda. Que venga aquí a la invasión y nos dé una solución porque no es posible que siendo alcalde huya al pueblo que le dio el voto y lo sentó donde está»; acotó una mujer en voz alta al teniente alcalde que estaba presente.
Las más de 150 familias pidieron al alcalde Jimy Silva, pueda ayudarlos, pues manifiestan no tener un lugar donde vivir y no quieren seguir pagando un alquiler en tiempos de pandemia, donde el trabajo, la escasez y la alza de precios en los víveres de primera necesidad cada día los golpea más.







