Era un gran centro delantero, lean bien un señor delantero, que para mí personalmente el mejor que vi por aquella época, no sé, ni nadie me ha podido decir cuándo nació, ni donde se inició pero sí recuerdo los gritos, el fervor y los aplausos de los hinchas de los clubes Mariscal Castilla, Inca Junior y Sport Buenos Aires, escuadras donde jugó  y lo tenían como estrella; cada vez que anotaba los goles que eran decisivos para lograr los títulos de campeones en varias oportunidades, estos clubes dominaron la liga de Tumbes aquellos años.

Alberto Rodríguez «el beso» Jiménez. Como era conocido, era fornido, alto, veloz, muy hábil con el balón y sobre todo potente  al patear, también dominaba el juego aéreo con  cabezazos que casi siempre terminaba en  gol, tenía gran facilidad para el desmarque y arremetía haciendo las diagonales en poco tiempo, hago un paréntesis para reconocer a este ex gran jugador, no voy hablar de su vida privada, es lo de menos en esta columna, pero si me entristece y me hago siempre esa pregunta porque no jugó fútbol profesional, si tenía todas las condiciones para hacerlo y brillar, verlo jugar era enamorarse del fútbol macho y de los goles de gran calidad, fue goleador de varios campeonatos en los ochenta y a inicio de los noventa, averigüé que tuvo ofertas de clubes de Zarumilla y de Ecuador,  también  del Torino y Grau de Piura, como también de otros clubes nacionales que rechazó y no se el porqué.

Tumbes a través de su historia ha tenido grandes delanteros, pero que no tuvieron oportunidades para despegar, ahora con la importancia que les dan a los campeonatos de menores sí tienen oportunidades de triunfar a nivel nacional. Ojalá aparezcan delanteros de esa jerarquía, letales en él aérea. Sin lugar a dudas mereció mejor suerte.

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