Como se burlan de la gente pobre, los recicladores se sienten decepcionados del alcalde de Tumbes y sus funcionarios que les aseguraron que iban a darles oportunidad de trabajo. Son más de 30 los recicladores que se ganan la vida incluso hasta exponiendo su salud para tratar de llevar un pan a su casa, fueron llevados hasta la municipalidad a una reunión incluso se tomaron fotos ellos, posaron para las cámaras muy alegres porque creyeron en sus promesas, ahora se dan cuenta que los utilizaron para vender una imagen “que están dando trabajo”, cada día se descubre más mentiras, pero a cada pavo le llega su navidad.

¡Qué tal fracaso tuvo la municipalidad! Que finalmente desactivó el mercado que hicieron en el Terranova porque nunca dio el resultado que esperaron, pero pese a ello Selene, no quiere aceptar que fracasaron ¡Imagínense que los comerciantes que estuvieron allí que son 10 por lo menos! Ahora fueron enviados a la calle Navarrete, junto al resto de ambulantes de la avenida Piura. Se le advirtió al alcalde ¡Pero él es terco, terco, terco, igual a su exjefe el Chino Flores!

Venezolano se loqueó cuando vio que un periodista le tomaba foto el conocido comunicador Carlos Estévez se dio el sustazo de su vida cuando vio que un iracundo ‘veneco’ se le abalanzó para golpearlo en la cara ¡Que se han creído estos señores que no respetan a nadie! Se ponen a gritar palabras soeces, y cuando los interviene la policía, lo que dicen es que somos xenofóbicos, debería las autoridades tener más control con los emigrantes, muchos podrían ser personas de mal vivir.

Mucha gente sigue pasando por los pases clandestinos para poder vacunarse contra la COVID-19 en Ecuador, más aún cuando en Huaquillas se ha lanzado la convocatoria para vacunar incluso a extranjeros ¡Qué envidia! Como nuestro vecino país avanza más rápido, y en nuestro caso seguimos a paso de tortuga. Ahora con el cambio de Gobierno no sabemos lo que nos depara el futuro, pero cuando el futuro ministro de salud de Pedro Castillo dice, que necesita el asesoramiento de Vladimir Cerrón, ya nos imaginamos cómo nos va ir.

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