Pandemia obligó a posponer algunas de las acostumbradas acciones cívicas

Por: Christhian Aguayo.

Cada 24 de julio, se recuerda la famosa Batalla de Zarumilla, que formó parte de la guerra peruano-ecuatoriana de 1941, donde las fuerzas peruanas derrotaron y expulsaron a sus pares ecuatorianos. El capitán de la Fuerza Aérea Peruana, José Abelardo Quiñones, entregó su vida al servicio de la patria, inmolándose para conseguir la victoria.

En esta fecha se recuerda uno de los actos bélicos más importantes que sostuvieron las fuerzas militares peruanas y ecuatorianas en la guerra sostenida en el año 1941.

Celebración distinta. El alcalde de Zarumilla, Cristian Palacios, y su grupo de regidores en horas de la mañana realizaron la ceremonia de izamiento del pabellón nacional pero sin la participación de la población a diferencia de otros años, también se sintió la ausencia del resto de autoridades tumbesinas.

Posteriormente, las autoridades zarumillenses se trasladaron al cuartel BIM5 y finalmente se realizó una misa virtual.

Todos estos cambios se debieron a la pandemia por Covid-19, uno de los actos más extrañados por la población fue el acostumbrado desfile escolar y militar.

Historia. La batalla de Zarumilla fue una acción de armas protagonizada entre peruanos y ecuatorianos el 24 de julio de 1941, con la victoria de los primeros sobre el ejército norteño. Esta batalla se realizó en la localidad de Zarumilla en el departamento de Tumbes en el Perú.

Las tropas ecuatorianas empezaron el ataque en un frente de 50 kilómetros; y por tal agresión, defendiendo la soberanía de país, las tropas peruanas repelieron el ataque, y los combates se dieron en la margen izquierda del río Zarumilla, que es el lado peruano.

Estos enfrentamientos se libraron hasta el 31 de julio, con violentos combates en que las fuerzas ecuatorianas fueron completamente derrotadas.

Las fuerzas peruanas con el fin de terminar con estas incursiones y por razones de seguridad en combinación con la aviación, ocuparon la provincia del Oro, ocupación que no tenía ninguna característica de conquista territorial del país norteño, sino de hacer entender al Ecuador que no se podía tolerar los incesantes ataques de que fueron objeto los puestos fronterizos peruanos.

En esta campaña se inmoló el capitán de la Fuerza Aérea Peruana, don José Abelardo Quiñones.

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