El 11.2 % de aproximadamente 250,000 pobladores de Tumbes acceden al servicio de agua potable proveniente de red pública las 24 horas, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (Inei). Esta penosa cifra ubica a la región de frontera en el penúltimo lugar por debajo de Piura con 18.2% y por encima de Loreto con 8.2% de la población.

Además, del total de peruanos, que bordean los 32 millones, solo el 56.6% gozan del servicio todo el día y, por lo general, se concentra en varias zonas como Arequipa, parte de Lima, Ayacucho, Apurímac, Huancavelica, Cajamarca, Amazonas, entre otros.

El informe data de un estudio realizado en el 2019, cuando el Inei explica que la red pública se refiere a la conexión entre la vivienda con la tubería matriz que sirve para transportar el recurso hídrico. Sin embargo, en los lugares no urbanos y en altura, los pobladores tienen conexiones, pero no acceden al agua.

En la misma ciudad de Tumbes, los vecinos de los barrios El Progreso y El Tablazo tienen el servicio restringido desde hace más de siete meses. En San José les llega el agua en la madrugada y en varios puntos del centro poblado de Pampa Grande no hay servicio desde hace muchos años.

Solo en el centro de la ciudad se accede al recurso hídrico de manera recurrente. Sin restricciones, salvo que el Organismo Técnico para la Administración de Servicios de Saneamiento (Otass) corte el servicio por mantenimiento de la planta sin previo aviso, tal como ha ocurrido en varias ocasiones.

Esta empresa, cuestionada por la población, pero bien tratada por las autoridades de turno, sobre todo por el alcalde de Tumbes, Jimy Silva Mena, no ha expuesto alguna propuesta integral para el mejoramiento del servicio de saneamiento en el tiempo de operaciones en el departamento.

A lo largo de los 21 meses de gestión de los alcaldes provinciales y distritales, no se ha evidenciado una exhaustiva supervisión o, al menos, una exigencia para reponer el agua potable porque Otass es quien le otorga la factibilidad a las obras de saneamiento, es decir, esta empresa revisa y aprueba la ejecución de los proyectos de agua y desagüe que presentan los burgomaestres.

Para esto, ha sido conveniente una serie de reuniones para buscar dicha aprobación. Tal como ocurrió con Jimy Silva Mena, quien manifestó que él está para “trabajar a la par” con los funcionarios de Otass y no supervisar o exigir que se cumpla la distribución del agua, aunque sea en las cisternas.

La población considera que existe un entrampamiento entre Otass con las entidades ediles y, por ello, la región Tumbes no desarrolla. Esta cifra arroja, además, las obras abandonas y otras mal ejecutadas por las mismas contratistas, generando perjuicio económico.

Si bien es cierto, a mediados de noviembre del año pasado se inició el mantenimiento de la planta El Milagro, actualmente no se ha visto una notoria mejoría en el servicio en la ciudad de Tumbes.

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