Aunque su empleo está basado en la conciencia social, son pocos quienes la usan de forma adecuada. Portar la mascarilla con la nariz al descubierto, en la barbilla o con flancos al aire, no sirven para nada

Cuando el calor pasa los 30º y respirar con la mascarilla es algo obligatorio, el desastre, el estrés y el mal genio salen a flote. En este sentido, indica Rafael Herruzo, catedrático del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública y Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

“Hay que recordar que ninguna medida aislada, como el uso de mascarillas, protege completamente del virus. Su combinación con el distanciamiento social y el lavado de manos es la que proporciona los máximos beneficios preventivos de la infección hasta que dispongamos de una vacuna efectiva”.

La incomodidad de respirar con la mascarilla

Hay maneras de tolerarla mejor. Desde una buena técnica de respiración pueden hacer más llevadera la experiencia de protegernos del COVID-19.

Sí, deja que entre suficiente aire para no agobiarse

Las mascarillas certificadas como tales (ya sean de un solo uso o reciclables) han superado el test de respirabilidad. Esto quiere decir que el aire que llega a través de su tejido es suficiente para mantener las funciones del organismo.

“Según recomendaciones provisionales de la OMS, las mascarillas (médicas o higiénicas) estudiadas por expertos, tienen una capacidad aceptable para permitir respirar a través del material de las mismas. Algo que que se comprueba midiendo la resistencia máxima inhalatoria y exhalatoria”.

Tampoco existe riesgo de contraer hipercapnia (una enfermedad derivada de altos niveles de dióxido de carbono en sangre) por el uso de mascarilla. El estar tanto tiempo en entornos digitales aumenta el riesgo de reabsorción del CO2 expulsado en la exhalación del acto de respirar.

Debido al potencial desabastecimiento de mascarillas quirúrgicas, la recomendación para personas sanas es elegirlas higiénicas y reutilizables. Por lo tanto, usar dos capas de algodón de alta calidad o mascarillas de tela gruesa son aliados para combatir el calor mientras nos cuidamos del coronavirus.

La primera sugerencia de los expertos es escoger materiales que fueron sometidos a pruebas de eficacia ante la filtración.

“un buen diseño requiere que estas mascarillas de tela sean multicapa, resistentes al agua y con buen ajuste facial. Aumentar el número de capas de tejido puede mejorar su eficacia de filtrado, pero hay que asegurarse que permiten respirar bien”.

En pocas palabras, las mascarillas de algodón puro en dos capas sólo retienen el 18% de las partículas. Las de cuatro el 19%… pero la respiración se irá complicando cada vez más.

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