La mayoría de las personas que amamos el género de horror conocemos la película “El camino hacia el terror”, un filme que sin duda, te deja con los vellos de punta al ver sus escalofriantes y crudas escenas. Sin embargo, la realidad es mucho más terrible que la ficción…

La saga se centra en una familia de caníbales deformes que cazan a todas aquellas personas que tengan la mala fortuna de cruzarse en su camino, terminan con ellos de maneras crueles y atroces para después comerlos. El creador, guionista y director Alan B. McElroy, declaró en una entrevista que su película fue inspirada en una historia real, un hecho terrorífico ocurrido a finales del siglo XVI…

Alexander Sawney Bean era un joven aparentemente normal, que vivió con su familia en una granja, ubicada en las afueras de Edimburgo, cerca de la costa de Escocia. Trabajaba con su padre, un hombre honesto que se dedicaba al ganado, y aunque no tenía mucha entrada de dinero lo poco lo utilizaba para mantener a su familia.

Alexander estaba cansado del trabajo duro y la pobreza que sufría, el hambre lo hizo tomar la decisión de huir con su novia para iniciar una nueva vida juntos. No tenían dinero, ni alimentos, al principio solo sobrevivieron de robos y asaltos a cualquier viajante que se encontraban cerca de su paso.

En medio del recorrido, la pareja encontró una cueva en la costa de Bannane Head, cerca de Galloway. La caverna iniciaba en una pequeña grieta, pero al adentrarse se percataron que era grande y profunda. En ocasiones la entrada quedaba cubierta por la marea, ideal para un escondite perfecto.

Decidieron instalarse durante unos días para resguardarse del clima, sin embargo, con el paso del tiempo fueron convirtiéndolo en su nuevo hogar. Siguieron subsistiendo de robos, a veces hasta llegar al punto de terminar con la vida de las personas.

Conforme pasaron los años, la pareja mostraba comportamientos salvajes debido al aislamiento, tuvieron hijos y cuando crecían cometían incesto. Todos mantenían relaciones carnales entre ellos; hermanos con hermanas, padres e hijos, etc. procreando nuevas vidas y aumentando cada vez más la familia. El incesto se hizo una práctica usual entre todos.

Sus necesidades, como el apetito crecían, y ya no se conformaban con solo comer pescado o frutas que recogían de la naturaleza. Buscaron nuevas alternativas pero nada los satisfacía hasta que un día encontraron la solución a sus problemas…

Cuando se encontraban un persona solitaria o con pareja, los integrantes de la familia “Sawney” los emboscaban para acabar con sus vidas.

Pero esta vez el cuerpo de los fallecidos no solo eran despojados de sus pertenencias, sino que también eran devorados por todos ellos. Desde entonces cometieron un sin fin de actos terribles sacrificando a muchas personas para mantener saciada el hambre, convirtiéndose en una de las historias de canibalismo más brutales de todos los tiempos.

Durante 25 años, grandes cantidades de personas desaparecieron en las zonas rocosas de Galloway. En algunas ocasiones solo encontraban restos de cuerpos o huesos tirados en las orillas del mar donde la familia Bean, arrojaban sus sobras al agua.

Pero todo esto llegó a su fin, una tarde cuando un grupo de treinta personas caminaban por la zona y escucharon gritos de pánico a poca distancia de ellos. Al llegar al lugar encontraron un acto realmente aterrador que los dejó estupefactos. La familia Bean, quienes lucían sucios y con apariencias primitivas, devoraban el cuerpo de una mujer tirada en el suelo mientras que otros miembros acechaban a un hombre que intentaba desesperadamente defenderse.

La familia Bean, al ser descubiertos por los viajeros huyeron hacia las colinas desapareciendo de la escena al instante. Por fortuna el hombre logró salvarse de un destino que habría sido fatal, sin embargo, su pareja no corrió con la misma suerte…

Debido a esto, ya había testigos que confirmarían el gran misterio de las desapariciones.

La historia llegó en boca de todos y a oídos del rey James I, el cual ordenó a sus soldados salir a cazar a la criaturas que cometían aquellos crímenes. Buscaron por toda la zona acompañados de perros sabuesos, quienes ayudaron a encontrar los caníbales gracias al olfato. Ladraron y aullaron cerca de la cueva donde la familia Bean había durado años escondida.

Encontraron a los 48 miembros de la familia rodeados de numerosos restos humanos, como también monedas de oro, ropa, anillos, espadas y toda clase de objetos pertenecientes a sus víctimas. Toda la familia fue condenada y torturada hasta perder la vida. Finalmente, la secta Bean había desaparecido de la faz de la tierra…

Se estima que más de 1,000 personas perdieron la vida devoradas por éste grupo de caníbales. Actualmente, existe un acantilado en la costa de Escocía, que conecta hacia la cueva oscura donde alguna vez fue el hogar de la familia Bean, y a pesar de que han transcurrido más de 600 años, aún nadie se ha atrevido a ingresar.

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